En Haití, muchas familias sobreviven con menos de 50€ al mes, una realidad que afecta gravemente a los niños. En la escuela L’Espoir de Fond Parisien, frecuentemente observan a niños que llegan con dolor de estómago o mareos, signos visibles de hambre que se reflejan en sus rostros, piel y cabello. Muchos niños prefieren no mencionar estos síntomas por miedo a ser castigados por sus padres, quienes sienten vergüenza al no poder alimentarlos.
Esta situación, sin embargo, no es resultado de la pereza, sino de la falta de oportunidades laborales, como explica Steven, el responsable de nuestro programa de apadrinamiento en Haití. También nos comenta: “Muchos buscan trabajo desde el amanecer hasta que anochece. Los niños mantienen la esperanza de que, si sus padres encuentran empleo, habrá comida en casa. Sin embargo, no pueden buscar trabajo en la capital, Puerto Príncipe, o en ciudades cercanas, debido a la presencia de bandas armadas que se están haciendo con el control del territorio, lo que limita enormemente su área de búsqueda”.
Dos proyectos para garantizar alimentos y esperanza
La mayoría de los niños en el entorno del proyecto están desnutridos por lo que se está apoyando su alimentación proporcionando todos los días el desayuno a 200 niños, aunque los niños que necesitan este complemento alimenticio son muchos más. Pero la limitante es la falta de recursos.
“Las familias deben elegir entre darles el desayuno o darles la comida, ya que no pueden ofrecer ambas cosas. La mayoría de los niños llegan a clase sin desayunar, lo que afecta su concentración y contribuye al fracaso escolar. Verlos sufrir es desgarrador para el personal,” comenta Steven.
Otra iniciativa complementaria vio la luz este verano: la puesta en marcha de una panadería. Su propósito es proporcionar el pan de los desayunos, disminuyendo el costo de los mismos y así poder atender a más niños. Conoce el proyecto.
El caso de Habby
Un ejemplo representativo es el caso de Habby, una niña de 10 años que vive con su madre, tres hermanos, una tía y un primo. En total, siete personas que comparten una vivienda precaria de un solo espacio. Tras el abandono de su padre hace un año, la familia quedó en una situación aún más vulnerable. Antes, podían contar con una comida cada dos días, pero ahora viven en incertidumbre diaria sobre si tendrán, o no, algo para comer. Sobreviven con la ayuda de vecinos, trabajos domésticos ocasionales y la venta de mangos y carbón, cuyos ingresos son muy inciertos. Cuando no logran vender nada, los mangos se convierten en la única comida de los niños para ese día, afectando gravemente su nutrición.
“Esta mañana encontré a los niños comiendo mangos como desayuno. Al regresar por la tarde, les pregunté si habían comido y me dijeron que no. No sabemos si comerán hoy,” relata Steven.
Queremos seguir ofreciendo apoyo alimenticio a Habby, y a otros muchos niños, para prevenir las secuelas de la desnutrición en su salud; mejorar su rendimiento escolar y asegurar su desarrollo integral durante 2025.
Te ofrecemos varias opciones:
- Donación regular de 15€/mes. El equivalente de un menú diario es lo que cuesta alimentar un niño/a durante un mes.
- Donativo único de 180€ para alimentar un niño durante 2025.
- Donativos puntuales de 10€, 20€, 30€.. cualquier cantidad suma.
- Hazte Teamer: Dona 1€ al mes.