Dice un famoso proverbio masái: La Tierra no la hemos heredado de nuestros padres, la hemos tomado prestada de nuestros hijos.
Cada 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas desde que en 1982 tuvo lugar la primera reunión de trabajo en Ginebra. Naciones Unidas ha reconocido que estas poblaciones y culturas ancestrales corren peligro y trabaja para dar solución a la problemática que enfrentan para legitimar y defender sus derechos.
Actualmente aproximadamente 200 grupos de Pueblos Indígenas viven en aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI). Suponen el 6% de la población mundial y, al menos el 15% de ellos, viven en pobreza extrema, siendo ellos precisamente los que conservan y cuidan los bosques y la biodiversidad del 28% del planeta.
El pueblo Masái
Desde Alianza Solidaria, queremos aprovechar esta fecha para poner el foco en el pueblo Masái que es, quizás, una de las tribus más icónicas de África Oriental.
Una ancestral leyenda cuenta que los masáis descienden de un hijo del dios Ngai al que regaló un cayado para pastorear el ganado con que llenó la tierra. Por ello defienden con orgullo su vida seminómada y su identidad como pastores guerreros y todas sus prácticas y relación con la naturaleza y el ganado tiene un profundo sentido espiritual. Sus valerosos guerreros fueron ensanchando sus territorios desde hace 500 años migrando al fértil valle del Rift desde las tierras del alto Nilo. De allí procede su lengua, el Maa o Ol Maa. El nombre masái significa literalmente el que habla la lengua maa. Muchos masáis actualmente dominan el suajili, y algunos, el inglés.
La creación de fronteras impuestas por los ingleses en la época colonial, obligó a los masáis a modificar su estilo de vida al expulsarlos de los ricos humedales de pastoreo, y tuvieron que acomodarse en tierras más áridas, menguando drásticamente las cabezas de ganado que podían sustentar. Un verdadero desafío de supervivencia.
Situación actual del pueblo Masái
Aproximadamente 850.000 individuos Masái habitan en este momento en la famosa Reserva Nacional de Masai Mara en Kenia, en las llanuras del Serengueti y en las zonas de Loliondo y Ngorongoro en Tanzania. A pesar de los reiterados intentos de modernizarlos, este pueblo se ha resistido a modificar su sistema tradicional de vida y organización social.
Los ancianos Masái, los Ilpayiani, aprovechan cada oportunidad que se les brinda para contar a turistas, periodistas o colaboradores de ONG’s que les visitan, su historia. Una historia de desahucios, carencia de atención sanitaria y de agua,… El gobierno tanzano lleva décadas gestando la forma de expulsar a los masáis de sus tierras con la complicidad del Banco Mundial, la OBC (Compañía de caza de Emiratos Árabes) y la Sociedad Zoológica de Frankfurt. Esto no solo pone en peligro los derechos humanos de los masáis sino también su legado cultural y su medio de subsistencia.
Nuevos desafíos
El pueblo Masái actualmente enfrenta grandes desafíos, no solo en defender sus tierras frente a los intereses comerciales sino también en sus prácticas rituales que vulneran los derechos humanos, como la mutilación genital femenina (MGF). Esta práctica es un requisito indispensable para que una niña esté lista para el matrimonio, según su tradición.
Los jóvenes masáis ya no tienen que matar un león con sus manos ni pasar un año de adiestramiento en el ritual enkipaata para convertirse en guerreros. Ahora se hace una simulación dentro de la ceremonia. Incluso, para la conservación de la población de leones, son los guerreros masái quienes les protegen colaborando con Lion Guardians.
Éste mismo movimiento de transformación cultural lucha por erradicar la mutilación genital femenina. ONG’s internacionales colaboran con organizaciones locales, como Tasaru Ntomonok o MWEDO, para eliminar esta práctica promoviendo la celebración de ceremonias simbólicas, tal como se llevó a cabo con el ritual de los guerreros, con el propósito de preservar el valor cultural de la ceremonia sin menoscabar la integridad física y emocional de las niñas.
Pero aún hay mucho trabajo que hacer en concienciación y formación en derechos humanos, salud e igualdad. Alianza Solidaria, entre otras ONG’s , apoya estas iniciativas y también lucha por la protección de las niñas que tienen que huir de su clan y que son rescatadas y socorridas en el Centro Esipata Eselenkei.
Conclusión
En este Día Internacional de los Pueblos Indígenas hemos ejemplificado con el pueblo Masái cómo es posible adaptarse a los cambios que impone la realidad actual sin perder su esencia, su identidad y su cultura fascinante, pero defendiendo a la vez, la justicia, la libertad y la dignidad de todos, especialmente de las más vulnerables: las niñas.