
A los 10 años, la vida de Naty cambió para siempre. Al llegar a su aldea de vacaciones, un día vio que a la puerta de su manyatta (casa) habían colocado ramas de ilatimi y le pidieron que llevara sobre sus hombros durante todo el día una piel de oveja. Era el inicio del rito llamado Emuratare y comprendió que, al día siguiente, sería mutilada genitalmente.
“Recordé lo que aprendí en la escuela: podía negarme”. Armándose de valor huyó de su casa, de su familia, de su aldea masái y se dirigió hacia el Centro de Rescate. “Desde entonces, me protegen”, declara Naty. Su familia cree que la mutilación genital femenina, como rito de paso a la adultez, garantiza que la mujer será más fértil y pura. “Pero debe ser terrible por los gritos de las niñas. Algunas mueren desangradas y, las que sobreviven, son casadas inmediatamente. Yo no quería eso para mí, no quería estar con un hombre mayor. Sé que he decepcionado a mi familia, que ya no quiere saber de mí, pero ojalá algún día comprendan que esas prácticas hacen daño.”
Su historia no es única: millones de niñas y niños en el mundo enfrentan obstáculos que destruyen su infancia y les arrebatan sus sueños, muchas veces en el seno de su propio hogar.
Internado: una oportunidad de educación
Naty actualmente tiene 15 años y cursa secundaria. Siempre soñó con ir al colegio, estudiar medicina, viajar y conocer otros lugares. Estudia en régimen de internado, como muchos niños y niñas en zonas rurales de Tanzania. Allí, las comunidades indígenas viven en poblados aislados, donde las distancias son enormes y no existe transporte escolar. En España, un internado suele asociarse a un nivel económico alto, pero en Tanzania significa todo lo contrario: es la única opción para las familias más pobres. Asistir a la escuela y volver a casa cada día sería imposible, incluso regresar los fines de semana es inviable económicamente, por lo que solo se reúnen con sus familias durante los periodos largos de vacaciones, como verano y Navidad.
Estas vacaciones, conocidas como los meses negros —dos en verano y dos en invierno— son especialmente peligrosas: aumentan los riesgos de mutilación genital y matrimonios forzados para muchas niñas masái, como Naty.
Alianza Solidaria y el Centro de Rescate
En Arusha (Tanzania), apoyamos un Centro de Rescate que acoge durante los meses negros aproximadamente a unas 300 niñas masái en riesgo de ser mutiladas. Allí, las niñas reciben protección, alimentación, atención integral y apoyo educativo.
Alianza Solidaria apoya el Centro de Rescate de diversas maneras:
- Apoyo económico, especialmente para alimentación, una de las necesidades más costosas.
- Escolarización, cubriendo los gastos de niñas huérfanas o repudiadas por sus familias y que quedan en situación de abandono.
- Sensibilización, visitando escuelas y comunidades para enseñar a las niñas que pueden decir “no” a la mutilación y acudir al Centro de Rescate si lo necesitan.
- Fortalecimiento de entidades locales, brindando capacitación y apoyo organizativo a los componentes del Centro de Rescate dirigido por una asociación formada íntegramente por masáis, lo que garantiza un trabajo desde dentro de la propia comunidad.
- Proyectos de sostenibilidad, para asegurar continuidad y autonomía en la labor de protección.
El responsable del Centro de Rescate, Marko, explica:
“Cuando Naty observó los ritos de Emuratare, recordó lo que le habían enseñado en la escuela: que podía negarse. Por eso huyó. Ésto confirma la importancia de la sensibilización constante: enseñar a las niñas que no necesitan pasar por la mutilación y que siempre tendrán un lugar seguro al que acudir”.
Protección, educación y sueños
Durante las vacaciones escolares Naty vive en el Centro de Rescate, al cuidado de los responsables del proyecto, junto con otras 50 niñas que reciben apoyo para continuar sus estudios. Sigue soñando con ser médica. Aunque su familia aún la rechaza, Naty está decidida a levantar la voz en su comunidad y apoyar no solo a su familia de sangre, sino también a todas las niñas que, como ella, merecen crecer libres y con esperanza.
Gracias al Centro de Rescate y al apoyo de Alianza Solidaria, Naty ha podido correr, huir sin mirar atrás y seguir persiguiendo sus sueños, segura de que no está sola.
Donativos de 10€, 15€, 20€… nos ayudan a seguir ofreciendo protección a Naty y al resto de niñas.
🏚 15 € / mes → cubren la acogida de una niña durante los meses negros.
📚 50 € / mes → cuesta la manutención, educación, ropa y seguro médico de una niña.
O únete a nuestro grupo Teaming. Con solo 1 € al mes contribuimos a proveer alimentos. 👉 Hazte teamer Aquí










