El nacimiento de un niño en la tribu Masái es un motivo de alegría para toda la aldea. Un mes después de que Marko nació, y siguiendo la tradición, toda la boma (aldea) participó en una gran fiesta, una vez se constató que el bebé crecía sano. Se le puso por nombre: Marko, y es uno de los 60 hijos que tuvo su padre de seis esposas.
La forja del líder
«Nada pone a prueba la habilidad de un hombre para liderar a otros como su actuar día a día para liderarse a sí mismo.» – Thomas J. Watson
Muy pronto Marko despuntó por su coraje. A los ocho años comienza a ser entrenado para ser un moran (guerrero masái) junto a su grupo de edad. Él mismo nos cuenta una de sus hazañas: “el brujo vio que yo era un líder natural y nos dijo que si cortábamos la cola de un elefante, sin matarlo, recibiríamos la bendición de tener mucho ganado y muchos hijos. Todos los demás tenían mucho miedo de los elefantes, pero yo no. Esperé junto al río durante dos días, escondido en la maleza. Cuando un grupo de elefantes llegó a beber, me metí detrás de ellos en el agua y corté la cola de un gran macho. Se giró rugiendo hacia mí. Sabía que podía engañarlo tirando mi ropa al suelo, así que me quité la ropa, la arrojé y salí corriendo. Los elefantes pateaban mi ropa mientras yo escapaba”. Pero Marko era reflexivo también y no aceptaba todos los ritos y tradiciones que se le imponían como moran, pagando muy caro su rebeldía: “Estuve de dos a tres meses en la selva porque mi padre me echó de casa por ir en contra de la cultura y trató de matarme con una lanza. Estaba furioso conmigo por comer solo, algo totalmente prohibido para un guerrero, ya que siempre debe comer en presencia de otros guerreros”.
¿Qué hacía un moran solo, en plena sabana, comiendo frutos silvestres y desechado de su familia? Amaba a su pueblo, pero observaba que muchas tradiciones y rituales no tenían sentido, y eso le desconcertaba.
Después de casi tres meses muy traumáticos encontró su camino: “Dios envió a un veterinario cristiano de Kenia que ofrecía sus servicios a los masái, y me encontró durmiendo en medio de la sabana. Me preguntó cómo estaba y si estaba ayunando. Le conté que mi padre había intentado matarme y el por qué. Él me habló de Jesús, en quien creí y me invitó a acompañarle a Kenia”.
«El liderazgo es la capacidad de traducir una visión en una realidad». – Warren Bennis
Marko aceptó la invitación y fue a Kenia. A partir de ese momento, hace 22 años, su futuro ha estado marcado por su fe cristiana. Él mismo se involucró inmediatamente en la predicación del Evangelio y cursó estudios en la Escuela Bíblica de JUCUM (Juventud con una Misión). Después de seis meses de formación regresó a Tanzania y a su hogar, sin miedo.
Su padre inmediatamente quiso casarle con una niña de 8 años a lo que se negó. Eso suponía una nueva afrenta a la autoridad de su padre que le llevó ante Sangau, un brujo muy poderoso, para que le hiciera un conjuro. El conjuro acabó de forma catastrófica, y él huyó de nuevo y permaneció un tiempo solo, orando en una cueva en la montaña mientras su familia pensaba que había muerto. “Cuando regresé a casa, mi madre estaba feliz y sorprendida, regocijándose de que yo estuviera vivo”. Ese mismo día su madre abrazó la fe cristiana. En el tiempo que él estuvo fuera su padre había muerto al defender su ganado de unos ladrones.
Toda su energía la volcó en explicar, a quien le escuchara, los valores cristianos que se oponían a algunas de sus prácticas culturales. Nos cuenta Marko: “Iba de boma en boma proclamando el Evangelio y fui golpeado muchas veces por difundir algo ajeno a la cultura Masái. Predicaba contra la maldad, la mentira, el robo y llamaba a la gente a abrazar la fe de Jesús”. Viajó de forma incansable asistiendo a conferencias internacionales y congresos para elevar la voz en favor de su querido pueblo masái y en contra de la MGF (mutilación genital femenina) y los matrimonios infantiles forzados.
«Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pase, otras hacen que suceda». – Michael Jordan
Hace ya 15 años que Marko conoció a Susan en un congreso y se casaron. Su matrimonio es un ejemplo a su gente por tener solo una esposa, y porque Susan nunca fue mutilada. “No pueden creer que, no estando Susan mutilada, tengamos una familia de 5 niñas. Pero soy un líder entre mi pueblo, y aunque he recibido muchas amenazas de muerte, sigo vivo, y proclamando las buenas nuevas de Jesús”.

Un matrimonio valiente
“Desde entonces, juntos, hemos rescatado a un millar de niñas de la MGF y de matrimonios forzados; hemos enviado a un centenar de niñas a escuelas; a cincuenta y ocho a internados y a cinco a la universidad”.
Alianza Solidaria tuvo conocimiento de la ardua labor que Marko lleva a cabo en el Centro de Rescate, concienciando al pueblo masái sobre este problema cultural y espiritual. Para rescatar a niñas en riesgo, Marko y personas como él, ponen en peligro sus vidas ante una cultura rígida y pagana, que no ve por qué deberían cambiar nada sobre el trato que se da a las niñas y mujeres.
Nos dice Marko: “Llevar a cabo esta labor conlleva mucho trabajo, y no podemos hacerlo solos. Queremos dar las gracias a cada donante de Alianza Solidaria por apoyarnos; sin vuestra ayuda, esto no sería posible.”
Esta Navidad queremos conseguir finalizar la ampliación del Centro de Rescate, informáte, haz clic aquí.
Donaciones de 10 €, 20 €, 30 €… ayudan a proteger a las niñas de la mutilación.
💛 Tu ayuda marca la diferencia:
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15 € / mes → cubren la acogida de una niña durante los meses más difíciles.
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50 € / mes → permiten costear su manutención, educación, ropa y seguro médico











