15 niños de 5 familias de Bogotá (Colombia), que viven en casas fabricadas con madera y latas en espacios pequeños compartiendo dos camas entre 4 o más personas, o adaptando muebles para dormir, recibieron camas, colchones y sábanas. Hoy cada miembro cuenta con una cama para descansar mejor, sin frío, y cada niño se siente especial y único al contar con un espacio propio dentro de su vivienda. Recibir las camas fue una gran sorpresa para todos. Preguntaron varias veces si realmente eran para ellos y enseguida llevaron entre todos las camas a sus casas, sin importar lo que pesaban mientras las subían por las elevadas calles con escaleras.
Dos días después, al regresar al lugar para visitarles, se podía ver en las casas un ambiente acogedor. Las familias habían limpiado y organizado el lugar. Las madres recibieron la visita ansiosas y orgullosas para mostrar su nuevo hogar. Los niños, que ese día estaban en el club, contaron a sus compañeros y maestros que tenían camas, colchones, y ropa de cama nuevos. Incluso los vecinos estaban impactados, pues mientras esperábamos entrar en las casas decían que la familia estaba muy feliz y que los vieron limpiar hasta muy tarde y sacar todo de las pequeñas casas para organizar sus nuevos muebles.
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