“Era un día frío y lluvioso, me encontraba vagando por las calles de las ciudades de Chtoura y Zahle en la región de Valle de la Bekaa (Líbano) buscando niños sirios refugiados a los que poder ayudar. Con la colaboración de algunos amigos, había podido comprar zapatos de invierno para esos niños, y quedé impactada al ver cómo todos sonreían de alegría cuando se probaban sus nuevos zapatos y veían que les quedaban bien. De repente, una mujer se acercó bruscamente a mi coche. Parecía estar cansada, enferma y exhausta. Me dijo: “No quiero zapatos, ni ropa, ni dinero. Tan sólo quiero leche para mi pequeño bebé.” Viendo los ojos de aquella mujer, lloré al darme cuenta de que la experiencia más dolorosa para una madre es la incapacidad de alimentar a tu propio hijo. “Lo siento, sólo tengo zapatos –le respondí– pero toma algo de dinero y compra leche para tu bebé”.
Cuando llegué a casa, puse la televisión y vi un reportaje sobre los refugiados sirios en el Líbano, los cuales, prácticamente, alcanzaban ya el millón de personas. No presté atención a las noticias ni a como las partes afectadas se acusaban mutuamente. Tan sólo podía ver los ojos de esa joven mujer mientras escuchaba su genuino clamor por su bebé recién nacido y la imagen de cientos de bebés de madres sirias refugiadas vino a mi mente. Más tarde, con la ayuda de Dios y la generosidad de diferentes amigos, pude comprar leche y otros productos indispensables tanto para bebés como para niños pequeños”. Así nos relata su experiencia quien puso en marcha esta iniciativa.
Se calcula que más de 40.000 bebés han nacido en el seno de familias sirias refugiadas en el Líbano en los últimos dos años. Ante esta situación nos hemos preguntamos ¿qué podemos hacer? Podemos proporcionar a las madres comida saludable para que pueden amamantar a sus hijos; podemos proveer de leche maternizada para los bebes cuyas madres no pueden darles el pecho; y podemos suministrar medicamentos básicos que preserven la salud tanto de las madres como de los bebés. El coste estimado de este ministerio es de 70€ por niño atendido y mes.
Cuando conocimos esta necesidad nos comprometimos a sacar adelante, al menos, a 20 niños hasta que cumplan el primer año de vida.
Ayudando a un niño proveyendo para sus necesidades básicas no sólo favoreces que tenga un comienzo digno en la vida, sino que también estás mostrándole el amor de Jesús a su familia. Las visitas que habitualmente hacemos a los campos de refugiados para llevar la ayuda, nos ofrecen tremendas oportunidades para compartir el evangelio. Es asombroso cuando madres musulmanas expresan su más sincera gratitud hacia nosotros diciendo: “Cuando fuimos abandonados por nuestro propio pueblo, fuisteis vosotros, seguidores de Issa al-Maseeh (Jesucristo), los que nos mostrasteis amor de verdad.”
Pero muchos niños más esperan … muchas madres desesperadas más vagan por los campos sin esperanza de poder salvar a sus niños … ¿Quieres sumarte a esta iniciativa? Cuantos más seamos, más niños serán ayudados.
Alianza Solidaria mantiene abiertos los canales para cualquiera que desee hacer un donativo