E
n la actualidad, Lucy trabaja en un hotel en otra ciudad y se ha convertido en una madre amorosa y protectora para su hija. Pronto serán una familia completa, pero el camino para llegar hasta aquí no ha sido fácil.
Lucy nació en Bolivia, en el seno de una familia monoparental, compuesta por dos hermanos, una hermanastra y su madre. Su padre tenía problemas con el alcohol y a menudo se comportaba de manera violenta, motivo de separación de sus padres. A los seis años, Lucy perdió a su madre, por lo que sus dos hermanos y Lucy fueron a vivir con su padre. Su padre les maltrataba físicamente y cuando Lucy tenía 9 años, su hermano mayor harto de palos decidió independizarse. Lucy quedó sola y desprotegida, enfrentando no solo el maltrato por parte de su padre, sino que comenzaron, también, los abusos sexuales.
A los once años, Lucy quedó embarazada. A pesar de las dificultades, mantuvo su deseo de continuar con su educación, e iba a la escuela embarazada, incluso consiguió terminar la primaria. Pero la situación de violencia y abuso en su casa era insoportable, así que ella y su hermano menor decidieron huir a la ciudad de Santa Cruz, a casa de unos tíos que, no solo los ayudaron emocionalmente, sino que también se hicieron cargo de la hija recién nacida de Lucy.
Pero los problemas continuaron. Sus tíos se separaron y el padre, en sus visitas, continuaba abusando de Lucy. Además, amenazaba con agredir a su hija si decía algo. Esto siguió ocurriendo hasta que la niña, llena de tristeza y desesperación, compartió su terrible secreto con su hermano mayor, quien la apoyó incondicionalmente. Juntos, denunciaron los abusos a las autoridades, lo que resultó en la condena y encarcelamiento de su padre.
Debido a sus antecedentes traumáticos y los intentos de suicidio de la niña, la Jueza determinó su derivación al hogar El Faro. Inicialmente no fue fácil para Lucy adaptarse al centro porque ella siempre había vivido una vida independiente. Además, sus emociones a menudo se descontrolaban, especialmente hacia su propia hija.
Sin embargo, después de un año en el Hogar, y con apoyo terapéutico, Lucy logró superar sus miedos (sobre todo el reencuentro con su padre) y la pérdida de control de sus emociones. Así que en el momento de salir del centro, a los 18 años, había completado el cuarto grado de secundaria y se había capacitado en gastronomía, por lo que pudo encontrar empleo en un café-restaurante local. Asimismo, su ira hacia los hombres desapareció y se transformó en perdón, por lo que ya podía soñar con tener un futuro y una familia.
Actualmente su hija está cursando 3º de primaria y ella está contenta porque pronto serán una familia completa. Lucy está comprometida con Jaime, quien ama y cuida a las dos.
Lucy es un ejemplo de cómo es posible superar los problemas con el apoyo de un grupo de personas formadas y capacitadas. Nosotros queremos seguir sumando historias como esta y ayudando a que más niñas sean libres de experiencias difíciles. ¿Te gustaría ser parte de una historia de superación y a rescatar a más niñas como Lucy?
