
Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina
La mutilación genital femenina (MGF) es una realidad que, aunque parezca lejana, sigue afectando a millones de niñas y mujeres en el mundo. No es un rito del pasado ni una costumbre arcaica: es una violación de los derechos humanos que persiste en pleno siglo XXI.
Un mito que podría explicarlo
La mitología del pueblo Dogón, en Malí, cuenta que el dios Cielo, al unirse con la Tierra, se encontró con un obstáculo: el clítoris de la diosa Tierra. Para consumar la unión, decidió eliminarlo. Esta historia podría estar en el origen de la ablación, pero más allá del mito, la MGF tiene raíces profundas en la cultura y tradiciones de las comunidades que la practican. No es solo una cuestión religiosa, sino también social.
Un problema que no desaparece
Cuando pensamos en la MGF, imaginamos tribus remotas con prácticas ajenas a nuestra realidad. Sin embargo, esta violencia no es exclusiva de comunidades aisladas. Aunque algunas tradiciones han cambiado con el tiempo (por ejemplo, los jóvenes masái ya no cazan leones para demostrar su valentía, sino que vigilan su ganado con GPS), la mutilación genital femenina sigue vigente y dejando secuelas físicas y psicológicas irreparables.
Datos alarmantes
En 1987, la Fundación Wassu-UAB, liderada por la Dra. Adriana Kaplan, inició una investigación sobre la prevalencia de la MGF. Los resultados fueron devastadores y llevaron a que organismos internacionales, como la OMS, UNICEF y UNFPA, se unieran en 1997 para condenar esta práctica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió en 2013 la MGF como «todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos». Según los últimos datos (enero 2025), más de 300 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de esta práctica. Más de la mitad provienen de Indonesia, Egipto y Etiopía, pero la MGF sigue presente en más de 30 países de África, Oriente Medio y Asia. Cada año, cerca de 4 millones de niñas corren el riesgo de ser mutiladas, obligadas por sus propias familias para evitar el rechazo social.
Acciones para erradicar la MGF
En 2008, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó la resolución WHA61.16, reafirmando que la erradicación de la MGF es una responsabilidad global. La clave está en la educación, la legislación y el apoyo económico a las niñas en riesgo y a las mujeres que ya han sufrido esta práctica.
Este año, nos hemos unido al Centro Esipata Eselenkei («Los derechos de una niña»), dirigido por líderes de la comunidad masái, que ofrece refugio y protección a niñas que huyen de sus hogares para evitar ser mutiladas.
Cada 6 de febrero se celebra el Día Internacional de la Tolerancia Cero con la MGF, pero esta lucha no se limita a un solo día. El cambio solo es posible si seguimos denunciando, informando y actuando.