Para erradicar el hambre no basta con que haya comida, hace falta también: paz, justicia social, decisiones políticas sabias y valientes, y tu solidaridad.
En Latinoamérica, una región que exporta millones de toneladas de alimentos al mundo cada año, 34 millones de personas no tienen qué comer. La paradoja es dolorosa: los platos están vacíos, incluso en territorios fértiles, porque el hambre no se debe solo a la falta de alimentos, sino a algo mucho más complejo: la violencia, el desplazamiento forzado, la inflación y una economía global que prioriza la exportación sobre la alimentación local.
En 2024, desde Alianza Solidaria (AS) impulsamos una campaña para mantener abiertos comedores sociales en zonas críticas. Gracias a la solidaridad de muchas personas, 150 niños y niñas en Haití y Bolivia pudieron seguir recibiendo comida caliente cada día este año. Pero los retos no han terminado.
Haití: entre el hambre, las balas y los huracanes
La situación en Haití es dramática. Más de 180 bandas armadas controlan vastas zonas del país, desplazando a miles de familias. El colegio que apoyamos está ahora rodeado por grupos criminales, que exigen pagos por entrar o salir del área. Si toman el control total, toda la comunidad deberá huir.
Este desplazamiento forzado significa dejar atrás cultivos, casas, medios de vida. La violencia armada es hoy una de las principales causas de hambre en Haití. Según la FAO y el PMA, las bandas armadas están abocando al país al mayor riesgo de inanición en el mundo.
Y ahora se suma otra amenaza: la temporada de huracanes. La previsión es devastadora: entre 13 y 19 tormentas tropicales, varias de ellas con fuerza de huracán, que arrasarán cosechas y hogares.
Colombia: desplazamiento y dependencia alimentaria
En Colombia, el hambre tiene rostro de desplazamiento forzado. Solo en marzo de 2025, más de 695.000 personas fueron desplazadas por la violencia o desastres naturales. Aunque el país avanza en su búsqueda de paz, la inseguridad alimentaria sigue creciendo.
Además, Colombia depende de la importación de alimentos básicos. En 2021 importó más de 5 millones de toneladas de maíz, frente a una producción nacional de apenas 1,5 millones. Esta dependencia aumenta el precio de los alimentos, afectando especialmente a la infancia vulnerable.
Bolivia: inflación, crisis climática y comida inaccesible
Bolivia produce alimentos, pero la inflación y la crisis climática han encarecido tanto la canasta básica que millones de personas no pueden acceder a una dieta adecuada. Se estima que el 19% de la población —unos 2,2 millones de bolivianos— sufre malnutrición.
Además, en 2023, los incendios forestales arrasaron 12 millones de hectáreas, muchas de ellas tierras productivas. Las familias más vulnerables, especialmente en zonas rurales, lo han perdido todo.
¿Por qué hay hambre donde se produce comida?
Gran parte del problema está en el modelo agroexportador de la región. Millones de hectáreas están dedicadas a monocultivos de exportación —soja, uvas, frutos rojos, madera—, lo que desplaza a los pequeños productores y limita la producción de alimentos para el consumo local.
Muchos campesinos han abandonado el campo. La mayoría de lo que se produce se exporta, y lo que se necesita para comer se importa a precios internacionales. Es un sistema que alimenta negocios, pero no a los más vulnerables.
¿La solución? Paz, planificación, … y tú solidaridad
Lo que hace falta para erradicar el hambre no es solo comida, hace falta: paz, justicia social y decisiones políticas valientes y sabias. Pero mientras tanto, tenemos una forma muy concreta de actuar: sostener los comedores sociales en Haití y Bolivia durante 2025 y 2026.
Con tu ayuda, podemos mantener abiertos estos espacios que salvan vidas cada día. Tal vez pronto debamos abrir también uno en Colombia. No lo sabemos. Pero hoy, lo urgente es no cerrar los que ya están funcionando.
🙌 Tú solidaridad hace la diferencia
Dona hoy para asegurar que niñas y niños en Haití y Bolivia sigan teniendo al menos un plato de comida al día. Cada euro cuenta y hace la diferencia entre el hambre… y la esperanza.