En Alianza Solidaria creemos que la cooperación internacional va mucho más allá de los proyectos, los informes y los resultados medibles. Nuestro trabajo se sostiene, sobre todo, en las relaciones humanas. La verdadera transformación ocurre cuando logramos construir lazos de confianza con las personas y organizaciones que día a día trabajan por el bienestar de la infancia en contextos vulnerables.
Por eso, mantenemos un compromiso firme con nuestras contrapartes locales. Trabajamos de la mano con organizaciones pequeñas, muchas veces con estructuras administrativas débiles, pero con una fortaleza enorme en el compromiso, la entrega y el conocimiento de su comunidad. Desde nuestra organización, acompañamos sus procesos con formación y capacitación, buscando fortalecer sus capacidades y su autosostenibilidad a largo plazo.
Pero si algo nos define, es la cercanía personal. Las visitas que realizamos no son solo parte técnica de nuestro trabajo: son momentos de encuentro humano. Son oportunidades para escucharnos, compartir experiencias y conocernos más allá de los correos electrónicos o las reuniones virtuales.
Durante nuestro último viaje a Colombia, el pasado mes de octubre, esta cercanía se hizo especialmente evidente. Una tarde lluviosa en Barranquilla, mientras compartíamos un helado en una pequeña cafetería, tuvimos una conversación profunda con uno de los responsables de un proyecto. Nos habló de sus planes de futuro, del relevo generacional en su organización y de cómo buscar nuevos recursos para adaptarse a las necesidades que las propias madres de la escuela habían expresado. Fue un momento sencillo, pero lleno de significado, que nos permitió entender mejor el corazón del proyecto.
En otra ocasión, compartimos una comida con otro de nuestros socios locales, a quien estábamos acostumbrados a ver en reuniones virtuales tratando temas técnicos. En ese encuentro, conocimos sus luchas personales y su preocupación genuina por el bienestar de los voluntarios. Nos habló de cómo intenta cuidar de ellos no solo desde lo institucional, sino también desde su propio ejemplo de vida. Fue una muestra clara de que el liderazgo también se ejerce desde la empatía.
Y en una escuela apoyada por otro de nuestros proyectos, vimos a las maestras en acción: velando por los niños con una dedicación que iba mucho más allá de sus responsabilidades profesionales. El respeto y el cariño que los pequeños les mostraban era palpable, y nos recordó que el verdadero impacto de la cooperación se mide en gestos cotidianos de cuidado y compromiso.
En esos encuentros se genera un espacio de confianza donde se comparten alegrías y desafíos, incluso aquellos que no tienen una relación directa con los proyectos. Muchas veces, nuestros socios locales nos abren las puertas de sus hogares, nos presentan a sus familias o nos cuentan sobre las dificultades personales que atraviesan. Es en esos momentos cuando comprendemos que la cooperación también se construye desde la empatía y la amistad.
La confianza es un pilar esencial en cualquier relación humana, y en la cooperación internacional adquiere un valor aún mayor. Cuando las contrapartes confían en nosotros, no solo como institución, sino como personas, se abren nuevas puertas para el diálogo, la colaboración y la búsqueda conjunta de soluciones.
En Alianza Solidaria, seguimos creyendo que la cooperación más efectiva es aquella que nace del encuentro, de la escucha y del respeto. Porque cuando la confianza florece, los lazos se hacen más fuertes, y el impacto llega más lejos.
❤️ Construyamos juntos confianza y esperanza.
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