Seguimos siendo testigos del impacto de este proyecto al apreciar las diferencias y cambios que comienzan a crearse en un hogar cuando cada uno tiene su espacio de descanso personal. Estos cambios van más allá de lo que podemos observar como: la organización del lugar, el aseo y la limpieza, la disminución de reciclaje y objetos guardados durante mucho tiempo, la modificación del escenario en general y las sonrisas de los niños y adultos que allí habitan. Los cambios más significativos que se presentan con el proyecto son los que trascienden en las pautas y tradiciones familiares; pues los padres y madres de familia durante generaciones han compartido un espacio de descanso con varios miembros y ven normal reproducir estas pautas en sus hijos, con todas las implicaciones que eso puede conllevar.
Reeducar en la importancia y beneficios de contar con una cama para promover el buen descanso, el valor de lo personal y la protección del cuerpo se convierte en un buen apoyo para impactar sus realidades de manera prolongada.
Gracias a cada donante por la esperanza que trae a la vida de los niños beneficiados, por transmitirles el valor que Dios ha puesto en sus vidas y apoyarles para que puedan crecer y desarrollarse de manera integral. Una cama propia es un gran cambio, un cambio que otorga una nueva visión al niño de su vida, de su cuerpo y de contexto.
Estas son algunas de las familias beneficiarias de esta 2º entrega:
Familia Salazar
La familia Salazar está conformada por una pareja y cinco hijos de 16, 15,13, 12 y 4 años, los padres se dedican a la reventa de leche en el sector donde viven, también crían pollos que luego venden listos para consumir, los hijos mayores apoyan esta actividad o trasladan materiales de construcción en el barrio cuando no están el colegio y los fines de semana. Habitan en una casa de lata construída con materiales reciclados como madera, cartón y latas.
Familia Arias
Tiene 5 hijos de 9,7,5,4, y un bebé de 1 mes. El padre es quien provee al hogar a través de los ingresos generados en la construcción, mientras la madre se queda en el hogar al cuidado de los niños. La familia hace 1 año llegó de la Costa Atlántica del país en busca de mayores oportunidades y se instaló en Altos de Cazuca.
Habitan en un pequeño piso alquilado que cuenta con dos habitaciones, la cocina y el baño son compartidos con otras dos familias. En una de las habitaciones se encontraba una cama grande para los cuatro niños, en la otra habitación una cama para la pareja y el bebé.
Familia Romero
Está familia llegó al Municipio de Cota hace 2 años desde la Costa Atlántica del país buscando estabilidad laboral. Actualmente el padre se emplea en la construcción y la madre en un restaurante. Está familia tiene 4 niños de 12, 10, 7 y 5 años, quienes se han adaptado fácilmente. Viven en un pequeño piso con dos habitaciones, en una de ellas hay una cama sencilla donde duermen los dos niños mayores y una pequeña cuna donde duermen los dos pequeños de 7 y 5 años. El lugar es muy organizado y limpio.
Ahora cada niño cuenta con una cama sencilla y juegos de sábanas que les ha puesto muy felices.
Familia Restrepo
Esta familia habita en una casa construida con latas, madera y plástico. Está compuesta por mamá, papá y seis hijos de 15,14,7 y 5 años y dos bebés de 7 meses. El padre se emplea de manera eventual como conductor y la madre se dedica a los niños. Para apoyarse económicamente todos ellos trabajan en el cultivo lechugas que comercializan o intercambian con vecinos del sector.
Todos comparten una espacio en el que se encuentra una cama doble que es usada por la pareja y los dos bebés, una cama sencilla compartida por el chico de 15 y 14 y una pequeña cuna en la duermen los niños de 7 y 5 años.