“En esta situación tan difícil, queremos dar gracias a Dios por responder a nuestras oraciones abundantemente y mandar la lluvia. Esto ha permitido, en primer lugar, acumular agua para el suministro de las granjas. Los árboles y las plantas han dado buenas cosechas en unas circunstancias en las que la comida escaseaba. El Señor, a pesar del terremoto y las inundaciones, de esta manera ha provisto de alimento para el sustento de este pueblo”.
Los últimos meses han sido muy complejos para Haití. En primer lugar, su Presidente fue asesinado el 7 de julio. Inicialmente fue un shock para todos, pero las calles finalmente se mantuvieron en calma. El que fuera un gobernante tan impopular, que no había ayudado a salir de la grave situación de crisis al país, permitió que la vida normal se restableciera rápidamente. En estos momentos, hay un vacío político y las instancias internacionales presionan para que se celebren elecciones, si bien no está claro cómo estas podrían celebrarse teniendo en cuenta que el país está bajo el control de aproximadamente 10 bandas regionales. Cada día hay disturbios en las calles, las bandas matan policías, y se suceden secuestros y robos con el fin de conseguir dinero para financiarse. Viajar a Haití conlleva el riesgo de muchos peligros, y la frontera con República Dominicana está cerrada para evitar el flujo en masa de refugiados. Estados Unidos no recomienda viajar al país e insta a sus ciudadanos a salir de él. “Un pastor, de una ciudad alejada de nosotros, viajó en motocicleta para visitarnos, y pudimos compartir con él suministros para su comunidad local, la cual de otra manera no hubiera recibido ayuda alguna. Nosotros tratamos de viajar hasta allí para llevarles alimentos pero fue imposible llegar a causa de las bandas”.
Por si esto fuera poco, el 14 de agosto un fuerte terremoto sacudió el oeste de Haití causando muchos daños, seguido de una fuerte tormenta tropical con lluvias torrenciales e inundaciones. “Nosotros también pudimos sentir el terremoto pero este, no causó daños ni en la escuela ni al orfanato”. La carretera de acceso sí que fue afectada, ya que quedó bloqueada por rocas desprendidas y barro, de manera que solo pueden pasar motocicletas y las bandas, las cuales han tomado el control del puerto en Port au Prince, dificultando los esfuerzos que se están realizando para llevar ayuda, que tratan de robar. Las agencias de cooperación están enviando suministros por vía aérea. “A pesar de las dificultades, pudimos viajar a las zonas más afectadas del terremoto y ayudar”. La necesidad es muy grande.
El Colegio ha estado abierto la mayor parte del curso pasado. Un 60% de los niños ha podido asistir regularmente. Nueve estudiantes matriculados en la escuela se graduaron este verano con buenas notas, y estamos muy satisfechos con su progreso, que permite su acceso a la universidad. “Damos gracias a los donantes de España porque han hecho posible que el comedor social se mantenga abierto durante todo el verano, para alimentar a niños que no tienen nada en su casa”.
La ayuda sigue siendo necesaria. La inseguridad crece cada día. El pasado mes de octubre, 17 misioneros cristianos fueron secuestrados, 12 adultos y 5 niños de entre 3 y 15 años, por una de estas bandas mientras salían de un orfanato que habían visitado y se dirigían al aeropuerto. “Nosotros estuvimos en la misma zona con nuestros niños hace poco. Dios nos guardó. Oren fervientemente para que Dios intervenga y nos siga guardando para poder llevar la ayuda y el Evangelio que este pueblo tanto necesita. Gracias de nuevo por su incalculable ayuda y oración”.