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Haití se hunde y tristemente no parece importarle a nadie.

No tiene riquezas estratégicas que puedan interesar a las grandes potencias. Por no tener, no tiene apenas árboles, ya que los Duvalier, durante sus más de treinta años de gobierno,  vendieron la madera a empresas energéticas con lo que el país quedó deforestado, en contraste con la otra mitad de la isla (La República Dominicana) que es puro verdor.

Desde siempre, tiene el triste honor de ser el país más pobre de Latinoamérica y uno de los cinco más pobres del mundo.  Los malos gobiernos y los desastres naturales han sido una constante histórica.

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La violencia en las calles es estremecedora. Imagen: Odelyn Joseph/Fuente: AP

Todo el mundo pensó que una ventana de oportunidad se abría a raíz del último gran terremoto, ocurrido en el 2010, por la trascendencia mediática que tuvo y la respuesta internacional que generó. Pero, muy al contrario, la inestabilidad política y social fue en aumento con conatos de violencia frecuentes. 

El punto de inflexión lo constituyó el asesinato del primer Ministro Juvenel Moïse hace dos años. A partir de ahí, la situación ha degenerado en una violencia que ya no se restringe a la capital, Puerto Príncipe, sino que se está extendiendo a todo el país. Las bandas armadas imponen su ley y se disputan el territorio entre ellas. Es una guerra no declarada pero real. El país vive una situación caótica. De facto, no hay estado: sin policía que defienda a la población; sin servicios; y rigiéndose por la ley del más fuerte.

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Es normal ver toneladas de basura en las calles. Imagen: Alfons Rodríguez/Fuente: El País

La vida cotidiana se hace muy difícil, no hay agua potable, no hay luz (sólo la que se obtiene de generadores), las basuras llenan las calles desde hace años contaminando todo, no hay servicio de salud, … El hambre es una realidad cotidiana.

Según el Programa Mundial de Alimentos la mitad de la población está en situación de hambre aguda. Incluso muchos padres intentan dejar sus hijos en Casas de Acogida regidas por ONG’s. 

¿Hay algo peor que esto? Sí, comprobar que la violencia (más de 18 actos de violencia extrema al día) se está extendiendo a aquellos que intentan hacer algo por la población. Incluso ha llegado al proyecto Esperanza para Haití, que apoyamos desde Alianza Solidaria, amenazas serias personales y un conato de incendio.

Si bien Haití no suele ser noticia en los medios de comunicación, os recomendamos un muy buen artículo escrito por Nacho Carretero en El País Semanal de 2 de julio, en el que retrata perfectamente lo que está ocurriendo en Haití.  

No echemos en el olvido la situación que vive el país, ni la necesidad de protección de los responsables del proyecto, así como la de los niños, niñas y sus familias. Sigamos apoyando este programa y lo que hacemos allí.

 

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