¿Qué hay más doloroso que no poder cuidar bien de tus hijos? Hoy conoceremos la historia de una mujer luchadora que ahora afronta su vida con ilusiones renovadas gracias al cultivo de sus propios alimentos.
Sandra tiene 46 años y dos hermosos hijos. Vive en el Estado Miranda en Venezuela. Lucía, su hija mayor, tiene 6 años y Síndrome de Down. Su hijo menor, Javier, tiene 4 años. Ellos son su alegría y su impulso para seguir luchando, pero también su gran preocupación.
Lucía nació con muchos problemas de salud asociados a su síndrome. Por una malformación cardiaca era imprescindible operarla en Caracas cuando tuviera 2 años. Su pareja y familia le presionaron para que dejara morir a su hija, pero eso era algo impensable para ella. Se quedó sola en su lucha. Sus seres queridos la abandonaron y tuvo que enfrentar la cirugía, recuperación y crianza de su hija enferma y de su bebé, completamente sola.
Han pasado 4 años desde entonces y las cosas no han sido fáciles. Lucía no aprendía a caminar ni a comunicarse. Gracias a Dios, un centro educativo especializado se hizo cargo del aprendizaje de su hija. Los avances han sido importantes desde entonces. Aunque queda un gran camino por delante, Lucía ya ha comenzado a ser más autónoma e independiente: ya anda y habla más fluidamente.
Otro gran problema con el que lucha Sandra es la manutención de sus hijos. Los 3 viven en una habitación prestada, y encontrar trabajo le resulta muy difícil ya que no tiene con quien dejar a sus hijos, especialmente a Lucía. Para conseguir el alimento diario tiene que salir a pedir a la calle, sin saber si conseguirá lo mínimo para subsistir. Los 3 están desnutridos. Desayunan una arepa de harina procesada y un vaso de leche; comen arroz con sardina, repartiendo la ración que tienen entre el almuerzo y la cena. Faltan muchos nutrientes y calorías en su dieta.
Ahora, su vida está llena con una nueva ilusión: ha sido seleccionada para formar parte del Proyecto “Sembrando Huertos, Cosechando Vidas”. Según vayan llegando los fondos, ella recibirá la formación y todo lo necesario para cultivar sus propios alimentos. Podrá cuidar de sus hijos mientras cultiva, sabiendo que su esfuerzo le permitirá, con la ayuda de Dios, ofrecer a su familia los nutrientes necesarios para que crezcan y se desarrollen plenamente.
Tu colaboración es necesaria para poder hacer esto realidad. Con ella compraremos semillas, fertilizantes,… Sandra ya está preparando el terreno para cultivar; con tu ayuda, un hermoso y nutritivo huerto crecerá allí.
Puedes colaborar con donativos de 5€, 10€, 15€… y convierte esta ilusión en una fértil realidad.