Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, se estima que más de 800 millones de personas sufren de hambre en el mundo (un 10% de la población). Pero si fijamos nuestra atención en las regiones más vulnerables del planeta (África subsahariana, Asia y Latinoamérica) el porcentaje de personas que están en inseguridad alimentaria es entre el 33-39%. Es decir, en estas regiones 1 de cada 3 personas pasa hambre.
Un porcentaje significativo de los que padecen hambre son niños. De hecho, se estima que a nivel mundial, 1 de cada 5 niños presenta retraso en del crecimiento por desnutrición. Las consecuencias de la malnutrición en la infancia son devastadoras, particularmente durante los primeros cinco años de vida. Este periodo es crucial para el desarrollo físico y cognitivo del niño, y la malnutrición puede generar efectos negativos irreversibles, afectando:
- 📏 Su crecimiento
- ❤️ Su salud
- 🎓 Su desempeño escolar
Además, la malnutrición no solo afecta a los más pequeños, sino que también tiene repercusiones en los niños mayores:
- 🧠 Dificultades en el desarrollo académico
- 💼 Menores oportunidades laborales
- 🔄 Perpetuación del círculo vicioso de la pobreza