Desde las inundaciones diciembre del 2016, son ya 47 fallecidos, 18 desaparecidos, 443 heridos, más de 288 mil damnificados, 1.3 millones de afectados, 31 mil casas destruidas, 28 mil inhabilitadas y 327 afectadas en Perú. Pero tras las nuevas inundaciones del 16 de marzo de este año, solo en el Distrito de Lurigancho–Chosica, según datos del Instituto Nacional de Defensa Civil, hay 2505 personas damnificadas, 7058 afectados, 569 viviendas inhabilitadas o colapsadas, 5015 viviendas afectadas más, así como instituciones educativas afectadas o inhabilitadas.
Las familias de la zona se han ido organizando en torno a las asociaciones vecinos o de viviendas. La mayoría son inmigrantes del interior del país, que buscan mejores oportunidades de empleo, y otras son desplazadas de regiones afectadas por el conflicto armado interno, que duró 20 años (1980-2000).
CAJAMARQUILLA Y CARAPONGO
Tras analizar en profundidad las necesidades de los afectados por las inundaciones, Paz y Esperanza, la asociación humanitaria con la que trabaja Alianza Solidaria sobre el terreno, decidió centrarse en las zonas aledañas de los ríos Rímac y Huaycoloro, en las que se ubican las familias de Cajamarquilla y Carapongo, del distrito de Lurigancho-Chosica.
Son áreas seriamente afectadas, que han perdido sus medios de vida y sus viviendas, donde tanto los niños como los adultos han sufrido un dolor emocional que aún no terminan de procesar.
EMPRENDIMIENTO, VIVIENDA E INFANCIA
Gracias a la ayuda de los donantes de Alianza Solidaria, y el trabajo de Paz y Esperanza, se está llevando a cabo un proyecto que busca desarrollar las capacidades organizativas de las familias damnificadas y afectadas, para que puedan informarse y coordinar con las autoridades el proceso de reconstrucción y acciones complementarias de apoyo en emergencia y rehabilitación, en función de sus prioridades.
También esperan implementar módulos temporales de vivienda para las familias damnificadas de Carapongo y Cajamarquilla.
TRABAJO CON LA IGLESIA LOCAL
Al mismo tiempo, se están llevando a cabo programas de protección a la niñez, ayudándolos a procesar emocionalmente el trauma vivido, así como una campaña de prevención de abuso sexual infantil.
Además, están trabajando mano a mano con la iglesia local. El liderazgo de la iglesia y varios jóvenes voluntarios participaron en la fase de diagnostico, y continúan formando parte de la ejecución de las actividades.
Es mucho lo que todavía queda por hacer para reconstruir la zona y equipar a las familias afectadas para que puedan salir adelante y recuperar sus vidas.
Desde Cajamarquilla y Carapongo dan gracias al Señor por todo lo que ha permitido a través de la ayuda recibida desde Alianza Solidaria.