Skip to main content

Tanzania ofrece una rica mezcla de maravillas naturales para visitar. Considerado uno de los países más seguros de África recibe más de un millón y medio de turistas anuales (datos de 2022) y contratar un safari para contemplar los grandes mamíferos es muy estimulante. Menos estimulante es saber que este país enfrenta grandes desafíos para avanzar hacia el Desarrollo Sostenible porque arrastra un nivel de pobreza extrema del 27,7% y casi el 70% de la población vive en situación de pobreza. 

Una de las principales atracciones turísticas es visitar los asentamientos de las tribus indígenas: los Chaga, los Hadza, los Datoga, los Iraqw, los Nyamwezi y, especialmente, el pueblo Masái, que vive entre Kenia meridional, y Tanzania septentrional, con una población aproximada en Tanzania de más de 880.000 personas. Los Masái son una tribu nómada de gran estatura y facciones agraciadas, cuyo estilo de vida se conforma en torno a la ganadería, defendiendo con orgullo su ancestral cultura de guerreros y ganaderos. Al son de sus tambores danzan el Ipid, elevándose con grandes saltos en el aire como muestra de su virilidad y vigor.  Lo que no es tan atractivo es conocer cómo se vulneran los derechos de la infancia en pro de mantener sus costumbres y ritos tribales. La Mutilación Genital Femenina (MGF) es una de las prácticas poderosamente arraigada en los rituales de iniciación de las niñas.

El gobierno de Tanzania, a instancias de la ONU, aprobó la Ley de delitos sexuales en 1998 y tipificó como delito la MGF imponiendo penas de entre 5 y 15 años de prisión para los perpetradores. Pero los responsables de practicar la MGF rara vez son procesados en los tribunales. Lo cierto es que es difícil acceder a lugares remotos donde viven las comunidades étnicas diseminadas en comunidades rurales. 

También el gobierno tanzano generó el Plan de Acción Nacional para luchar contra la MGF, pero el Comité de la ONU, después de una década de ser promulgada la ley y puesto en marcha el Plan, manifestó su preocupación por que las medidas no eran eficaces y recalcó que el Estado tanzano debía adoptar medidas concretas para combatir enérgicamente la MGF. Mientras el gobierno tanzano maquilla la situación ante los organismos internacionales, de facto tolera esta práctica como un hecho cultural de las comunidades que lo practican. 

¿Qué ocurre con las niñas y adolescentes de estas tribus? Para eludir la ley cada vez se anticipa más el ritual y se hace de forma clandestina. Los datos son escalofriantes:  un 32% de las niñas sufren MGF antes del primer año de vida, un 39% entre los 1 y 5 años, y un 27% entre los 6-13 años. Partiendo de cifras que estaban por encima del 90% de niñas  mutiladas, el trabajo constante de muchos en las últimas décadas ha propiciado un cierto descenso en algunas regiones. Entre los masái se estima que ahora está en torno al 60%.

Pero también hay datos positivos. Desde 2008, el Programa Conjunto UNFPA-UNICEF para la erradicación de la MGF colabora con la OMS, elaborando servicios de prevención y protección de niñas y mujeres. Quizá la iniciativa más antigua es la ONG NAFGEN que fue fundada por un pequeño grupo de activistas tanzanas y alemanas en 1998. Su visión para erradicar la MGF es la concienciación. Con este fin realizan seminarios para los líderes influyentes de cada comunidad y aldea, para las circuncidadoras tradicionales, para los profesionales de la salud, obstetras, maestros, educadores, líderes religiosos y otros en las regiones del distrito de Simanjiro, en la región de Manyara.

En 2016 ONU Mujeres, en asociación con Amref Health Tanzanía, puso en marcha un programa de concienciación y promoción en la región de Manyara ya que, aunque habían descendido mucho las cifras de la Encuesta Demográfica y de Salud de Tanzanía de 2015, el índice de prevalencia de la mutilación genital femenina en Mara, una de las zonas de asentamientos massai, era de un 32% por encima del promedio nacional.

Actualmente, mientras que la MGF aún cuenta con cobertura legal en cinco naciones: Malí, Malawi, Chad, Sierra Leona y Liberia, el gobierno de Tanzania participa activamente en diversas iniciativas internacionales y nacionales para erradicarla . 

Estrategias para erradicar la MGF en Tanzania

  • Refugios y protección: Se han establecido centros integrales para proteger a las niñas que huyen de la MGF y otras formas de violencia de género. Alianza Solidaria, desde España, respalda la labor del Centro Esipata Eselenkei. Marko, líder comunitario y director del proyecto Rescate Masái, trabaja juntamente con la comunidad y la policía local para rescatar  las niñas que van a ser víctimas de la MGF y otras formas de violencia de género. 
  • Grupos juveniles y campañas de sensibilización: En las escuelas de secundaria, se han formado asociaciones de estudiantes contra la MGF. Estos grupos realizan obras de teatro y otras actividades para educar al alumnado sobre los peligros de la MGF y fomentar su abandono, promoviendo la socialización de género y las masculinidades positivas entre los hombres y los niños.
  • Activismo y liderazgo femenino: Activistas como Anna Aloys Henga, abogada y directora del Legal and Human Rights Center, trabajan incansablemente para reducir la incidencia de la MGF en Tanzania, defendiendo los derechos de las mujeres y niñas y brindando apoyo legal y educativo.

La educación y la sensibilización son herramientas esenciales para erradicar la MGF y Tanzania no perderá su natural encanto. Será un lugar seguro tanto para los visitantes como para los pobladores contribuyendo todo ello a que el país logre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.