“Hoy ha sido un buen día”, piensa Abbi, mientras su mirada se pierde por las llanuras de Arusha bañadas por la puesta de sol. Les quedan varias horas de viaje, a él y sus compañeros, de regreso al puesto de Policía. El traqueteo del Jeep policial le sumerge en el recuerdo de lo ocurrido esa jornada.
El teléfono sonó muy temprano. Era el responsable del Centro, Marko, le habían informado que se iba a celebrar una boda siguiendo la ceremonia ritual de los masái, entre una niña de 12 años, Nagalal, y un hombre mucho mayor que ella. Dos familias masái vecinas sellaban su hermandad intercambiando a esa niña por dinero y ganado.
Las bodas concertadas entre hombres adultos y niñas vulneran los derechos humanos de las niñas; y en Tanzania, ya en 2016, La Corte Suprema anuló los artículos que permitían el matrimonio infantil. En cambio … “masáis, pueblo nómada, guerrero y orgulloso, que defendéis vuestras tierras, vuestro ganado y vuestra cultura ferozmente. Entregáis vuestra niñas como esposas, como si de un intercambio de ganado se tratase. Así es como preserváis el equilibrio económico, como otras tribus en Tanzania, que se sostienen sobre el número de vacas y esposas que poseen”… es el mensaje que pervive, incluso yendo en contra de las leyes. Con el fin de preservar su economía, las niñas son conducidas a la aceptación de una boda concertada y la MGF es el requisito indispensable para ser dadas en matrimonio.

Niñas masáis siendo trasladadas al Centro
Para impedir la boda era indispensable la intervención de la Policía y el pastor Marko temía además que los dos clanes involucrados en la ceremonia reaccionaran violentamente. El Jeep estaba disponible y la brigada de Policía también, pero no tenían presupuesto para gasolina. Susan, la esposa del responsable del Centro, inmediatamente echó mano de los fondos de Rescate Masai. “No hay tiempo que perder” dijo “este es un ministerio de base creado y dirigido por masáis y una niña masái está en peligro”. Se pagó la gasolina para llenar el depósito del Jeep policial, se pusieron en marcha los mecanismos de detección y, tras un largo y polvoriento viaje, llegaron a tiempo y se realizó la intervención de rescate de la niña. Ahora Nagalal se siente segura y protegida bajo la tutela legal del Centro Esipata Eselenkei, nombre que el proyecto Rescate Masái tiene en Tanzania y que significa Los Derechos de una Niña.
Se cierra la noche en el horizonte y Abbie continúa el hilo de su pensamiento: “falta aún mucho por hacer”, se dice. “Como policía, puedo intervenir en los servicios de atención, protección y defensa legal de niñas víctimas de las prácticas nocivas o la violencia a la que son sometidas, pero no es suficiente. La prevención es vital y eso se logra concienciando a los líderes, involucrando a los ol-oiboni, los jefes supremos de los clanes masái”.
En 2016, Amref Health Tanzania, apoyada por ONU mujeres, fue la pionera en elaborar un ambicioso proyecto que incluía actividades de formación y sensibilización realizadas en espacios comunitarios de la región de Mara. Desde entonces, otros muchos proyectos, como el nuestro, están haciendo esa labor preventiva de sensibilización en las comunidades. Y sí, ha disminuido la incidencia de la MGF y el matrimonio forzado en Tanzania desde aquellas cifras descorazonadoras de un 90% de las mujeres masái mutiladas, al 61% en que todavía están.

Los líderes trabajan en la sensibilización
Abbi desea para su tribu masái lo mismo que se ha logrado entre los indígenas del clan inchugu de Tanzanía y Kenya. Masonoro Marwa es la más alta autoridad en ese clan y se reunió en su casa del bosque sagrado, al oeste de Mugumu, con un equipo de la ONU. Allí se dio un hecho histórico en el que 15 líderes firmaron la declaración de prohibir la MGF en sus clanes.
Marwa declaraba: “Queremos que nuestras niñas estudien”. Abbi sonríe, piensa en sus dos hermanas pequeñas: “Sí, quiero que sean médicas, ingenieras, que abran negocios y no quiero que mueran desangradas o que sufran secuelas físicas y psicológicas el resto de sus vidas”.
El Centro Esipata Eselenkei o proyecto conocido en España como Rescate Masái, consiguió esta vez, gracias a la rápida y coordinada actuación del líder Marko, Susan y la policía, salvar a Nagalal. En este rescate han participado, también, todas las personas que sostienen este Centro con sus donativos. “¡Éste es un día para celebrar!”, concluye Abbi.
Alianza Solidaria colabora con Rescate Masái. Este Centro de acogida y protección de niñas en peligro de ser mutiladas o casadas tempranamente está comprometido en luchar por salvar a muchas niñas y adolescentes, socorriéndolas, como en este caso, y contribuyendo con el esfuerzo que hace Tanzania (y también el que se hace a nivel mundial) para acabar con la violencia extrema que sufren millones de niñas.