Ella es una niña haitiana de 9 años,  vive con su madre, sus tres hermanos, su tía y su primo. Su padre los abandonó hace un año. Con los trabajos esporádicos del padre y los apaños de la madre, solían tener alimentos una vez al día. Ahora, viven de la compasión de los vecinos, algún trabajo puntual de la madre y la venta de mangos y carbón. Cuando no se venden los mangos, estos sirven como comida para ella y su familia. Actualmente, Habby va al comedor, y está más contenta y presta más atención en clase. 

Jhadiel vive con su madre y dos hermanos. Los ingresos de la madre no son suficientes para cubrir las necesidades básicas de la familia. De hecho, suelen comer sopa de pollo todos los días, y pan con té en el desayuno y la cena. Con el tiempo esta dieta llevó a los niños a sufrir desnutrición. «Cuando los niños llegaron al comedor, les resultó difícil acostumbrarse a comer vegetales, carne y pescado, porque no estaban habituados. Ahora Jhadiel disfruta de cada plato, tiene más energía y asiste con mucho entusiasmo al comedor», comenta la responsable del proyecto.

“Los niños después del desayuno están más contentos, y atentos en clase” dice Steven, el responsable de uno de los comedores. 

“Mis hijos han mejorado su salud porque en el comedor le dan alimentos que yo no puedo comprar”, expresa Marta, madre de uno de los niños beneficiados.

QUEREMOS CONTINUAR EN 2025

Estos 150 niños son los que su salud ya se está viendo afectada por problemas de mal nutrición o desnutrición, como millones de niños en el mundo según la ONU.  Por eso motivo, queremos proveerles de una alimentación adecuada un año más, de esa forma mejoraremos su rendimiento escolar, prevendremos secuelas en su salud y aseguraremos su desarrollo integral. Porque si comen hoy tendrán un mañana.