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Cuenta la mitología del pueblo Dogón (Malí) que el dios Cielo, deidad masculina, dispuso unirse a la Tierra, deidad femenina y, al proceder al coito, el clítoris de Tierra se erguía como un hormiguero, obstaculizando el acto. El dios Cielo determinó que ese obstáculo se suprimiera y así Cielo y Tierra se unieron. 

Fuente imagen: Amnistía Internacional

Fuente imagen: Amnistía Internacional

Los historiadores investigan la procedencia de la ablación y este mito del pueblo Dogón puede estar en sus orígenes. Sea como fuere, la mutilación genital femenina (MGF) está enraizada en la cultura de los grupos étnicos que la practican y tiene un significado simbólico muy arraigado que trasciende lo religioso, además de una estructura social que la mantiene.

Cuando pensamos en la MGF, imaginamos lugares remotos donde habitan tribus africanas con sus ritos extravagantes. Quizá hayamos oído acerca de los rituales de iniciación de los adolescentes saliendo del poblado durante días para cazar leones y volver orgullosos con su botín para incorporarse a la vida adulta. Y las adolescentes, por su parte, se preparan para el casamiento, aceptando valerosamente la ablación de sus genitales practicado por las mujeres mayores, sin derramar una lágrima. Los jóvenes masái ya no cazan leones, los vigilan, y cuidan sus ganados utilizando GPS, pero las niñas y adolescentes siguen siendo víctimas de la ablación con consecuencias físicas y psicológicas de por vida.

Estamos equivocados si consideramos esta aberrante práctica como algo arcaico, que atañe sólo a unas pocas mujeres de tribus salvajes. En 1987, la Fundación Wassu-UAB dirigida por la Dra. Adriana Kaplan inició un estudio etnográfico y científico para investigar la prevalencia de la MGF. Ante las alarmantes cifras que se obtenían, organismos internacionales se han ido involucrando paulatinamente en la lucha para erradicar esta práctica de extensión internacional, superando barreras políticas, definiciones normativas y trabas culturales. De manera que, en 1997 la OMS, UNICEF y UNFPA realizaron una declaración conjunta en contra de la MGF.

Acciones para erradicar la MGF

En 2008 la Asamblea Mundial de la Salud aprobó la resolución WHA61.16 para erradicar la MGF, destacando que este proyecto es una responsabilidad a nivel mundial y que sólo se conseguirá aunando esfuerzos en la prevención por medio de la educación, y proveyendo recursos legislativos y económicos para proteger a las niñas que están en riesgo y para las mujeres que lo han sufrido, así como recursos sanitarios adaptados a su situación concreta.

La OMS en 2013 definió la MGF como «todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos«. Mientras tanto, los últimos datos ofrecidos por la OMS (enero 2025) cifran en más de 300 millones las niñas y mujeres que han sido mutiladas genitalmente, sin contar las que no han sobrevivido tras la ablación. Más de la mitad proceden de Indonesia, Egipto y Etiopía. Pero son más de 30 países diseminados en África (principalmente la región subsahariana), Oriente Medio y Asia, (véase el mapa) donde se practica la MGF. Además, consideremos que cada año

Niñas masái

Niñas masái

aproximadamente 4 millones de niñas están en riesgo de sufrir MGF obligadas por sus padres y parientes, para evitar el rechazo de la comunidad. 

Qué estamos haciendo desde AS

Este año comenzamos nuestra colaboración con el Centro Esipata Eselenkei (Los derechos de una niña), dirigido por líderes de la propia comunidad masái y que ofrece protección y refugio a niñas que huyen de sus casas para evitar ser mutiladasMás info

El 6 de febrero se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la MGF, pero la lucha continúa. ¿Te unes? Con una donación de 15€, 20€, 30€ o cualquier otra cantidad, puedes ayudar a protegerlas.

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