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La situación de emergencia sanitaria que estamos viviendo ha alterado la vida de muchas familias, especialmente las familias en riesgo de exclusión social, que ya estaban en una situación de vulnerabilidad antes de la pandemia.

Son familias que vivían al día. Salían a buscar el sustento con empleos eventuales que les permitían a duras penas, pagar alimentos básicos, cubrir alojamiento, suministros… Además, este tipo de trabajo, no daba derecho a ninguna prestación pública. La llegada de la pandemia ha empeorado su situación: la mayoría de estas familias están endeudadas y a punto de ser desalojadas. Los gobiernos de estos países han anunciado ayudas, pero estas no han llegado a los más vulnerables.

Veamos algunos ejemplos: 

Pedro tiene de 9 años: Su madre vendía desayunos y comidas caseras en la calle. Durante el confinamiento no ha podido salir a vender. No tiene dinero para la comida, ni para pagar el alquiler ni los suministros de agua, luz, gas,… Actualmente está en riesgo de ser desalojada y con deudas con la empresa proveedora de suministros básicos.

Daniela de 8 años: Su madre la ha tenido que enviar a vivir con su tía. Esto le permite tener un plato de comida, conectarse a las clases virtuales y mantener su escolarización. Ambas se echan mucho de menos pero su madre sabe que no puede ofrecerle los mínimos necesarios actualmente.

El padre de Marta es taxista y la madre trabajaba en un pequeño restaurante. Debido a la cuarentena decretada desde el mes de marzo el padre tuvo que dejar de trabajar, por ser mayor de 60 años y padecer diabetes; el restaurante también fue cerrado y ambos quedaron sin empleo. Sin ingresos para el pago del alquiler, servicios públicos y demás gastos, en el mes de junio, la familia tuvo que ir a cuidar una finca a cambio de alimentos y alojamiento. La educación de la niña se ha visto alterada porque allí no hay cobertura móvil ni de internet.

Estas tres historias muestran la situación tan precaria en la que muchos niños están viviendo, y cómo las familias deben tomar medidas para cubrir las necesidades básicas, aunque afecte a la educación de sus hijos y a las relaciones familiares. También es la situación que están viviendo muchas de las familias de nuestros niños apadrinados.

Por eso, hemos creado un proyecto para hacer frente a esta situación extrema. Buscamos ayudar a cubrir sus necesidades básicas durante la pandemia, porque ayudando a estas familias estarás ayudando a los niños, que son los más afectados por las consecuencias de la COVID-19.

¡Juntos con las familias vulnerables!