Aunque el término refugiados frecuentemente aparece ligado al de problema de reciente aparición, la verdad es que el fenómeno de las migraciones es tan antiguo como el hombre mismo. Si lo percibimos como un fenómeno nuevo es por la gran visibilidad mediática que se da a la llegada a Europa de una pequeña parte de los más de 108 millones de refugiados que hay en el mundo.
Son muchas las causas por la que una persona se ve obligada a salir de su país y convertirse en refugiado: políticas, religiosas, étnicas, catástrofes naturales, … pero la más dramática es un conflicto bélico. De él se huye para salvar la vida. Se hace precipitadamente, con lo puesto, con heridas físicas y psicológicas, dejando atrás casas, enseres, trabajo y familia.
Cuando la guerra es fratricida –como lo fue la de Siria–, en la que intervienen, además, mercenarios internacionales y donde están implicados (en una lucha sin cuartel de todos contra todos) factores políticos, étnicos y religiosos, el efecto sobre la población es devastador. Como consecuencia, sucesivas oleadas de sirios han huido a países limítrofes como Líbano, Turquía y Jordania. Desde allí sólo una minoría emigra a otros lugares, como Europa.
En 2018, con el fin de regularizar el flujo migratorio de los refugiados, se llevó a cabo el Pacto Mundial sobre Refugiados (PMR), que se asienta en 4 pilares fundamentales, según así lo indica ACNUR:
Según Naciones Unidas, la solución al tema de los refugiados pasa por la resolución de los conflictos en origen; la atención a los refugiados en países limítrofes (hasta que puedan retornar); y por un sistema de cuotas para acoger en países solidarios a aquellos que les resulte imposible el retorno.
Este año la Unión Europea ha aprobado nuevamente una ayuda a Líbano de 1.000 millones de Euros con el fin de impulsar la estabilidad socioeconómica del país y ayudar a las autoridades a gestionar los flujos migratorios. En otras palabras, impulsar el retorno voluntario a Siria y el control de fronteras.
Pero a pesar de las ayudas, seguimos encontrándonos con muchos niños y niñas que están en extrema necesidad. Muchas familias han pasado de vivir en pobreza, a vivir en extrema pobreza, porque los precios de los alimentos se han más que triplicado, al tiempo que el desempleo se ha más que duplicado, sumiendo en la pobreza al aproximadamente 80% de la población libanesa.
Para las familias libanesas y las familias de refugiados sirios (que ya tenían dificultades antes de la crisis económica), los últimos cinco años han sido devastadores. Entre los refugiados, ha aumentado el trabajo infantil, los matrimonios precoces y forzados, y la inseguridad alimentaria. Más de la mitad de las personas refugiadas viven en alojamientos precarios e inseguros. Y más de un tercio de la población adulta afirma limitar su ingesta de alimentos para ayudar a la alimentación de sus hijos.
Alianza Solidaria en las fronteras de Líbano: razones para seguir ayudando a los refugiados:
- Porque son los más necesitados. Los que tenían estudios, capacitación técnica o posibilidades económicas han emigrado a países desarrollados. Los que se quedan son los más pobres, sin preparación académica, ni laboral; muchos de ellos analfabetos y con grandes cargas familiares.
Si la pobreza en Líbano se ha más que triplicado en el lapso de una década, pasando del 12% (2012) al 44% (2022), el 90% de la población refugiada siria vive ya por debajo del umbral de la pobreza, y más del 70% depende de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Además, lo prolongado del conflicto sirio ha hecho que la financiación disminuya y el mundo lo vaya olvidando poco a poco.
- Porque Líbano, como país de acogida, está al límite de sus capacidades. Con una población de 5.6 millones, ha acogido a más de 1.5 millón de refugiados sirios y a 180.000 de otras nacionalidades. Es como si todo Portugal se hubiera refugiado en España.
- Porque la situación de provisionalidad prolongada aumenta su vulnerabilidad. La mayoría de los refugiados en Líbano no tienen permiso de trabajo, no pueden asentarse en grandes campos porque no los hay, y no tienen acceso ni a la educación, ni a la sanidad.
- Porque la mitad de los refugiados son menores de 18 años. El 59% de estos son apátridas nacidos en Líbano. No son sirios, ni libaneses. Oficialmente no existen. No están registrados en ninguna parte y carecen de los derechos más elementales.
- Porque, a pesar de todo y aunque sea difícil, son los que tienen más posibilidades de retornar, por estar más cerca de su país.
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¿Cómo es que AS puede ayudar a refugiados sirios en Líbano?
Sólo grandes organizaciones, como ACNUR, tienen la capacidad y suelen ocuparse de los refugiados cerca de sus países de origen. Pero AS tiene un socio excepcional, constituido por un grupo de personas de origen sirio y libanés, que se puso manos a la obra ayudando a los refugiados que llegaban cerca de sus casas en el Valle de la Bekaa. Ahora son una ONG, guiados por el amor al prójimo, y cuyo buen hacer hemos podido comprobar personalmente a lo largo de los más de 10 años que llevamos colaborando juntos.
A través de ellos estamos ayudando a niños y niñas en situación de irregularidad, proveyendo un espacio donde se les proporciona educación, alimentos, atención médica, formación profesional … con el fin de que tengan un futuro a su alcance. ¡Y lo estamos consiguiendo! Te invitamos a ver el siguiente vídeo: