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En los colegios cristianos que apoya Alianza Solidaria se producen transformaciones importantes en las vidas de los alumnos y sus entornos. Uno de esos procesos de cambio significativo ha sido el caso de Alejandro, un niño apadrinado en el programa Moisés.

Al llegar a la escuela con 8 años, Alejandro mostró muchos problemas de adaptación ante las diferentes rutinas educativas y dinámicas con el resto de alumnos.

Actitudes rebeldes y comportamientos hostiles hacia los profesores y otros compañeros provocaron preocupación en su maestra, según explican desde el colegio. Una preocupación que se agravó cuando comprendió que Alejandro vivía una situación de posibles malos tratos por parte de su padre. Ante esta situación, personal de la escuela inició un proceso de seguimiento del caso y consejería, a través de la Escuela de Padres, con la familia para mejorar la situación de Alejandro y de sus padres, que se encontraban en proceso de separación.

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Tiempo después, desde el colegio se comenzó a observar un progreso en la situación de la familia, y particularmente en la de Alejandro, que ha mejorado su actitud en las clases, también ha comenzado a formar parte de un equipo de deporte y ha mostrado inquietudes espirituales. “Ahora es más cariñoso, antes no dejaba que se le acercaran, y responde al amor que se le brinda. Su mirada, comportamiento y vida han mejorado significativamente”, dicen desde la escuela.
La madre de Alejandro también explica que “estos cambios se han visto reflejados en su comportamiento con nosotros y el resto de personas que compartimos con él a diario”. Además, agradece a la escuela y desea que el chico “continúe en la institución, a la cual le debemos mucho”.

Apadrinar un niño es darle la oportunidad de un destino diferente, es contribuir a favorecer su desarrollo integral.

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