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Haití

Esperanza para Haití

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Esperanza para Haití nace a finales de 2011 como respuesta a la situación del país, agravada por el terremoto que lo sacudió en 2010. A pesar de ser el país más pobre de América, creemos que aún hay esperanza para la población de Haití…

En estos momentos colaboramos con la Fundación Casa de Esperanza apoyando un orfanato y una escuela que tienen anexa al mismo. En estos momentos nuestra ayuda está dirigida a la facilitar la educación y la alimentación de los niños.

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Foto 7 06 19 11 12 59 a. m. scaledHaití es el país más pobre del continente Americano y uno de los 5 países más pobres del mundo. El ingreso per cápita es de 1.200 dólares americanos al año. El 74,6% de la población vive con menos de 2 dólares al día, el umbral de la pobreza, y un 54% de la población vive por debajo de la denominada línea de pobreza “extrema”. Haití no produce casi nada. El desempleo sobrepasa el 70% y en muchos lugares impera la anarquía. La edad media de la población es de 23 años. El 70% tiene menos de 35 años. La media de vida en los hombres es de 61 años y en las mujeres de 64.

La trayectoria de Haití se caracteriza por inestabilidad institucional y carencias económicas. Desabastecimiento de productos básicos y una inflación galopante. Conviven con la corrupción, una economía maltrecha y emergencia social. El país está en desamparo económico y endeudado con numerosas organizaciones internacionales lo que hace imposible construir hospitales, centros de salud, escuelas o universidades.

Además una sequía persistente que afecta a gran parte del país elevó la cantidad de personas que viven en situación de inseguridad alimentaria a la mitad de la población.

Uno de cada dos haitianos, mayor de 15 años, es analfabeto. Más de 200.000 menores no están escolarizados. La calidad de la educación es baja, y el 90% de las escuelas son privadas y demandan mensualidades prohibitivas para familias de bajos ingresos.

Entre 225.000 y 300.000 niños trabajan como restavèks (tareas domésticas). A menudo, estos menores no reciben pago alguno, ni tienen acceso a la educación, y son abusados física o sexualmente.

Por su ubicación, también es vulnerable a repetidas catástrofes naturales. Los huracanes golpean el país frecuentemente. Los terremotos desatan a menudo su furia en estas tierras, como en 2010, con una magnitud de 7,3 en la escala de Richter, que arrasó el país entero y dejó tras de sí:

  • 3 de millones de personas afectadas

  • Más de 300.000 heridos

  • Más de 220.000 fallecidos

  • Más de un millón y medio de personas perdieron su hogar

  • Al menos 7.500 escuelas de primaria y 750 escuelas de secundaria quedaron destruidas o severamente dañadas

Todo esto despertó una gran ola de solidaridad. De hecho, Haití es el país con mayor número de ONGs por habitante. Múltiples organizaciones internacionales, se volcaron llevando ayuda y programas de asistencia y rehabilitación como fases previas a la reconstrucción. Sin embargo no se han visto cambios significativos en el país. Miles de haitianos siguen viviendo en campos de desplazados, donde tienen acceso limitado o nulo a servicios básicos, como agua, inodoros, servicios de salud y escuelas.

Cómo nace «Esperanza para Haití»

Nace a finales de 2011 como respuesta a esta situación generada por el terremoto y porque creemos que aún hay esperanza para la población de Haití.

Nos enfocamos en Lástic, una comunidad rural comprendida por unos 50 hogares (350 personas aprox.) y ubicada a 11 km aprox. de Fonds Parisien.

El diagnóstico multi-sectorial que se hizo con la población detectó que las principales problemáticas eran:

– Carencia de acceso a agua potable

– Desnutrición

– Inseguridad alimentaria

– Viviendas precarias

– Difícil acceso a servicios de salud

– Deforestación

Por ello, Alianza Solidaria se propuso poner en marcha proyectos que ayuden a subsanar las causas de las situaciones anteriormente mencionadas. El propósito de esta intervención inicial es mejora la calidad de vida de la comunidad de Fond Parisien y Lastic incidiendo en dos aspectos fundamentales:

  1. La inseguridad alimentaria, por el efecto tan nocivo que tiene en el desarrollo de los niños.

  2. La educación, porque es la única forma de romper el círculo perverso de la pobreza: porque son pobres no tienen acceso a la educación, por lo tanto no adquieren habilidades, por lo tanto es difícil el acceso al mercado laboral y por tanto siguen siendo pobres.

A esta intervención inicial seguirán otras hasta lograr alcanzar un cierto grado de autonomía de la comunidad porque se hayan desarrollado recursos propios de subsistencia.